Bilbao Arena

BILBAO ARENA, un complejo de bajo consumo energético con fachadas WICONA

El centro deportivo Bilbao Arena, obra de los arquitectos Javier Pérez Uribarri y Nicolás Espinosa Barrientos, destaca por su fachada singular, diseñada a modo de árbol. Ubicado en el barrio bilbaíno de Miribilla, se levanta sobre un terreno con una fuerte pendiente que desciende 46 m a lo largo de 200 m entre una esquina y otra. El edificio ocupa 30.808 m² y, según describen los arquitectos, se sustenta sobre “pilares en forma de árbol que soportan la estructura metálica de la fachada, con hojas de acero lacado en diferentes colores que forman una envolvente permeable al aire y ocultan todo el equipamiento de climatización del complejo”.

El conjunto está formado por dos espacios claramente diferenciados. El primero alberga una cancha de baloncesto con capacidad para 8.500 personas. El segundo, de menor tamaño y concebido conceptualmente como una roca, presenta paneles de hormigón texturizado y contiene, en distintos niveles, gimnasios, piscina y aparcamiento. Su interior está revestido con paneles en verde musgo, en consonancia con su inspiración arbórea.

Los espacios se organizan de modo que el estadio Bilbao Arena se sitúa en la parte superior del solar, con accesos alejados de las viviendas cercanas para evitar molestias por el ruido generado por los aficionados del Bilbao Basket. El centro deportivo ocupa la zona inferior.

La ingeniosa fachada del Bilbao Arena fue diseñada para ajustarse al presupuesto y reducir el consumo energético. Las zonas de paso están abiertas al exterior y la fachada se refuerza con una malla de acero galvanizado similar a la utilizada en los taludes de autopistas. De este modo, las áreas de tránsito presentan un ambiente exterior sin necesidad de ventilación ni climatización, y se mejora la seguridad de evacuación en caso de incendio: al abrir las puertas del estadio, los espectadores se encuentran directamente en la calle. Además, gracias a la altura del terreno y a la disposición transversal de los recorridos, las pasarelas ofrecen excelentes vistas sobre la ciudad.

El interior está revestido íntegramente con chapa ondulada Minionda —perforada, galvanizada o lacada según el área— y lana de roca. Con ello, los arquitectos han creado un entorno antivandálico con altas prestaciones de absorción acústica, logrando que los mensajes por megafonía sean perfectamente inteligibles.

En lo que respecta al centro deportivo, este incluye piscina, gimnasios y las oficinas de gestión. Las divisiones entre las distintas áreas deportivas y su conexión con la piscina se resolvieron mediante el sistema de muro cortina WICTEC 50. Este sistema ofrece infinitas combinaciones y posibilidades tanto en fachadas stick —con distintos acabados interiores y exteriores— como en fachadas modulares. Gracias a estas conexiones acristaladas entre los espacios, los usuarios pueden disfrutar de vistas completas del interior.

Merece también destacarse “el gran lucernario situado en una de las esquinas de la piscina, que permite la entrada de luz natural para iluminar los paneles verdes, creando un efecto que recuerda a la luz verdosa que se percibe al bucear en ríos o pozas subterráneas. La cubierta de este centro deportivo —de esta roca— está poblada de vegetación y funciona como una cisterna para almacenar el agua de lluvia. Las plantas absorben esta agua por capilaridad, por lo que no necesitan riego”.

Otra característica relevante del proyecto, en línea con la reutilización de recursos energéticos prevista, es el aprovechamiento del agua de la piscina. La normativa exige renovar diariamente alrededor del 5 % del agua; en lugar de desecharla, se almacena en una cisterna en el sótano y se utiliza para los vehículos que limpian las calles de Bilbao.

WICONA systems used

Façades WICTEC 50